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lunes, 31 de marzo de 2014

Método socrático y otros modelos filosóficos creativos

Método socrático: es un método dialéctico para indagar nuevas ideas, conceptos en la información. Su procedimiento es preguntar hasta que los detalles de las respuestas sirvan para hacer valoraciones generales.




La escuela cínica: otra concepción creativa filosófica que escandaliza a las masa, como Sócrates:

Diógenes de Sinope nació en Sinope, que es una colonia del Mar Negro situada en Turquía. Nació seguramente sobre el año 412 antes de Cristo y falleció en Corinto el 323 antes de Cristo. Fue un filósofo perteneciente a la escuela Cínica y seguidor de Antístenes. Parece ser que no ha llegado a la posteridad ningún escrito suyo pero se dispone fuentes de sus pensamientos en las obras de Diógenes Laercio en el “Tratado sobre vidas opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres”.

Diógenes fue exiliado de la ciudad donde había nacido y se trasladó a Atenas viviendo en la misma como un vagabundo ya que consideraba que la pobreza era un signo de virtud. Ese pensamiento ya era propio de su predecesor Antístenes que al mismo tiempo había sido seguidor de Sócrates.

Parece ser que Diógenes vivía en una tinaja y paseaba por las calles con una lámpara encendida diciendo que estaba buscando hombres honestos. Solo tenía un zurrón o mochila, un manto, un bastón y un cuenco del que se desprendió cuando observó que un niño bebía agua que recogía con sus propias manos, pensando que más austero sería beber de esa forma.

Estuvo en Corinto y allí mantuvo su idea cínica de autosuficiencia (autarquía) como vida independiente de todos los lujos propios de la sociedad en la que vivía. Para Diógenes la virtud era el mayor bien y según su pensamiento había que despreciar riquezas y honores ya que eran falsos bienes. Su filosofía consiste en renunciar a elementos convencionales y liberarse de los deseos, renunciando al mayor número de necesidades.

 Parece ser que Diógenes era hijo de un banquero y que junto a su padre fue desterrado por fabricar monedas falsas de lo que Diógenes se gloriaba. Diógenes no era un hombre convencional que se sometiera a las leyes o principios establecidos. Decía que había una falsa moneda en la moralidad ya que la gente se preocupaba por aquello que se consideraba que estaba mal de forma convencional. La distinción entre lo natural y lo convencional ya era un tema básico dentro de la filosofía griega y uno de los temas desarrollados en la obra “La República” de Platón. Diógenes también hacía crítica de la relación de extrema dependencia entre las personas. Su maestro Antístenes había quedado impresionado por el carácter imperturbable de Sócrates cuando fue condenado a muerte y ese carácter de ser impasible fue transmitido a Diógenes, que lo superó. Promovió la austeridad en la forma de vivir, evitando además los placeres terrenales que los identificaba con elementos como la locura, el fingimiento, la vanidad, el ascenso social, el carácter artificioso de la conducta humana y el autoengaño.

Diógenes caminaba descalzo y dormía en los pórticos de los templos envuelto en su manto mientras que su casa era una tinaja. Parece ser que un hombre adinerado un día lo invitó a un banquete en su mansión desbordante de lujo, indicándole que en él  estaba prohibido escupir, tras ello Diógenes hizo unas gárgaras y le escupió a la cara diciendo que no había otro lugar más sucio donde poder desahogarse.

Una vez Platón le transmitió la definición de Sócrates acerca del hombre en la que refería que era “un bípedo implume” y ante ello Diógenes desplomó un gallo y lo soltó en la Academia diciendo que había traído a un hombre mientras se partía de risa doblándose sobre sí mismo, a lo que Platón respondió que no se preocupara, que le agregarían algo a la definición del bípedo implume, -con uñas anchas- por lo que Diógenes dejó de reírse. En otra ocasión un discípulo de Zenón negaba el movimiento por lo que Diógenes se puso a caminar después de levantarse. Otra vez un ateniense estaba investigando sobre los meteoros y Diógenes le preguntó que hace cuánto tiempo había llegado él del cielo. En cierta ocasión Diógenes estaba lavando unas hierbas y se encontró con Aristipo, a quién llamaba el perro real y éste le comentó que: “si supiera tratar con los hombres no estaría lavando hierbas” por lo que Diógenes respondió que: “si hubiera aprendido a preparar esta comida no solicitaría Palacios a los tiranos”.

Parece ser que cuando Diógenes hizo un viaje a Egina fue capturado por piratas y vendido como un esclavo y cuando le preguntaron que qué es lo que sabía hacer respondió que “sabía mandar, por lo que comprobara si alguien quería comprar un amo”. Fue comprado por Jeníades de Corinto que le dio a la libertad y lo convirtió en tutor de sus hijos y al mismo tiempo pasó el resto de su vida dedicándola enteramente a predicar el autocontrol como virtud. Exponía su filosofía ante un público numeroso y en él conoció a Alejandro Magno. Cuando una mañana absorto en sus pensamientos mientras tomaba el sol llegó Alejandro Magno acompañado de su escolta, le dijo “soy Alejandro” y Diógenes le respondió “yo, Diógenes el perro” por lo que le preguntó: “¿por qué te llaman Diógenes el perro?” y respondió –“porque alabo a los que me dan algo, ladro a los que no me dan y a los malos les muerdo”-. A lo que Alejandro le dijo: “pídeme lo que quieras” y este le contestó: “pues quítate de dónde estás que me tapas el sol”. Le preguntó Alejandro “¿acaso no me temes?” y Diógenes le contestó. “¿Te consideras un buen o un mal hombre?” y este dijo: “un buen hombre” por lo que Diógenes le contestó: “¿entonces por qué habría de temerte?” La gente que rodeaba a ambos se escandalizó y Alejandro pidió silencio y dijo: “sabéis que os digo, que si no fuera Alejandro me gustaría ser Diógenes”.  Diógenes respondió: “y si yo no fuera Diógenes también querría ser Diógenes”. Una vez Alejandro encontró a Diógenes mirando una base de huesos humanos y le dijo a Alejandro “estoy buscando los huesos de tu padre pero no puedo distinguirlos de los de un esclavo”.

Una persona una vez abordó a Diógenes y sobre el hecho de que caminara tanto le comentó que “ya estaba llegando a la meta, si no debería ir más despacio o incluso descansar”, a lo que Diógenes le contestó que si él estuviera en el final de la carrera y tuviera la meta muy cerca ¿qué es lo que haría? ir más despacio o acelerar el paso, pues eso es lo que hago. Otra vez Filipo había anunciado que iba a atacar Corinto y estaban los ciudadanos corriendo de un lado a otro mientras Diógenes rodaba la tinaja en la que vivía y le preguntaron por qué lo hacía y dijo que estando todos tan apurados, sería ilógico que yo no hiciera nada, así que ruedo mi tinaja no teniendo otra cosa en la que ocuparme.

Diógenes entraba comúnmente en el teatro cuando otros salían por lo que le preguntaron por qué lo hacía y dijo que era lo mismo que trataba de hacer a lo largo de toda su vida.

Respecto a la muerte del filósofo circularon varias versiones, una referida a que había fallecido de un cólico generado por ingerir un pulpo vivo, otra que murió al caerse de un caballo, otra por haber sido mordido en un tendón por un perro al que trataba de dar de comer pulpo, en otra versión murió voluntariamente reteniendo la respiración aunque esto sea algo imposible por lo que seguramente responda a alguna metáfora. Sus últimas palabras fueron “cuando me muera echadme a los perros, ya estoy acostumbrado”. Más adelante Epicteto le recordaba como un gran modelo de sabiduría y los corintios erigieron en su memoria una columna de mármol con la figura de un perro descansando.

 Diógenes formó parte de la escuela cínica, fundada en Grecia durante la segunda mitad del siglo IV antes de Cristo. La escuela cínica había sido fundada por Antístenes que había reinterpretado la doctrina de Sócrates, considerando que la civilización y la forma de vivir de ella eran un mal, mientras que la felicidad venía dada por una vida simple acorde con la naturaleza. El hombre llevaba en sí mismo de forma consustancial elementos para ser feliz, tener autonomía y ese era el verdadero bien, por lo que despreciaba las riquezas y preocupaciones materiales ya que consideraba que el hombre más feliz era aquel que tenía menos necesidades. Los cínicos fueron célebres por sus excentricidades, por sus sátiras contra la corrupción de las costumbres y contra los vicios de la sociedad de su tiempo, influyendo en la moral de escuelas posteriores como el estoicismo.

La escuela Cínica tiene el nombre puesto por Antístenes por el lugar donde enseñaba, que era un gimnasio cuya traducción era perro blanco o perro veloz. Por su comportamiento, tanto Antístenes como Diógenes, fueron considerados cínicos, pues tenían un comportamiento semejante a un perro, aunque al principio la escuela se llamaba Escuela socrática menor.

El ideal de la persona cínica es la aspiración a identificarse con el perro por la sencillez y desfachatez en su vida, los cínicos usaban barba, alforja y bastón y utilizaban juegos de palabras contra aquellos que proponían ideas y teorías indescifrables, ellos proponían además los gestos, el humor y la ironía. Su modelo era la naturaleza (physis) y los animales.

La filosofía del cinismo es una de las más llamativas de todas las helenísticas ya que ofrecía la felicidad y liberación del sufrimiento en una era de incertidumbre y renunciando a todo los superfluo, considerando el objetivo de la vida como la eudaimonia que no es otra cosa que felicidad, bienestar o vida buena o florecimiento humano, basándose en la virtud y en la sabiduría práctica del bienestar humano. Estaban interesados por la claridad mental y la lucidez, prescindiendo de falsas creencias insensatas y aspiraban a vivir de acuerdo con la naturaleza como debe entenderlo la razón humana o logos. Los juicios de valor falsos generan arrogancia y emociones negativas así como un carácter vicioso. También promovían la autosuficiencia, la ecuanimidad (imparcialidad), el amor a la humanidad y la franqueza en el hablar, además de la indiferencia ante las vicisitudes de la vida. Uno debe progresar según el movimiento cínico hacia la claridad mediante una forma ascética de vivir, liberándose de la riqueza, de la fama, del poder, que realmente no tienen valor en la naturaleza. Proponían vivir una vida de trabajo duro y esfuerzo, que realmente no era trabajo físico real ya que Diógenes vivía de la mendicidad, no del trabajo manual. Realmente elegían tener una vida dura ya que andaban descalzos en invierno y tenían un único manto delgado que cubría sus cuerpos.  Por lo demás practicaban la desvergüenza o el descaro como forma de combatir las costumbres, las leyes de la sociedad y los convencionalismos. Por ello un cínico no tenía propiedad y rechazaba el dinero, el poder, la reputación, la fama, porque la naturaleza requería solo necesidades básicas para la existencia, de manera que era adecuado desligarse de todas las necesidades superfluas. Su estilo de vida requería un entrenamiento continuo no solo en los juicios e impresiones mentales sino a nivel físico. Sin embargo no se retiraban de la sociedad y vivían bajo la mirada del público, indiferentes ante los insultos o desprecios y eran realmente cosmopolitas, ya que cuando le preguntaron a Diógenes de dónde venía respondió que era “un ciudadano del mundo”.

El cínico es evangelizador y perro guardián de la humanidad, pues creían que debían acosar a la gente sobre el camino errático de sus vidas. La filosofía cínica tuvo mucha repercusión en el mundo helenístico y desarrolló una influencia importante en los estoicos y mismamente el estoico Apolodoro escribió en el siglo II antes de Cristo que el cinismo era el “camino corto hacia la virtud”. Hay que decir sin embargo que el concepto de cinismo fue cambiando y hoy se relaciona con la tendencia a no creer en lo sincero o la bondad humana, ni en sus acciones, mientras que tiende a expresar las cosas mediante la ironía, sarcasmo o burla. Mucho tiempo después muchos autores siguieron parámetros del pensamiento cínico, como Shakespeare, Chaucer, Voltaire, Oscar Wilde o Bertrand Russell, también otros como Nietzsche o Rousseau tuvieron una influencia importante del cinismo antiguo. Hoy en día persisten muchas ideas basadas en el pensamiento cínico, como la preponderancia de la vida conforme a la naturaleza y por prescindir de la convención, así como la necesidad de transformar a la sociedad y de detenerse en las cuestiones esenciales de la vida, pasando por alto elementos irrelevantes como la fama, el dinero o el poder, asimismo también otras escuelas hacen resaltar el interés por la autosuficiencia. También es digna de alabanza la vida austera emprendida por Diógenes y su carácter apasionado, llevando al extremo la libertad en la palabra, criticando y denunciando todo aquello que limitaba al hombre, como las reglas institucionales. Proponía valorar de forma nueva las cosas frente a lo tradicional, enfrentándose a normas sociales, también proponía desprenderse de lo que no era indispensable aunque supusiera un duro entrenamiento planteando también la ejercitación mental y el carácter impasible frente a los acontecimientos, la independencia y autosuficiencia basada en el esfuerzo

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