Referencia de pintores con enfermedades mentales
Creatividad y depresión
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/01/11/neurociencia/1357904076.html
Personas creativas
En España, 3.145 personas se quitaron la vida en 2010 (el 78%, varones), según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE). El método más utilizado es el ahorcamiento, seguido del envenenamiento. Precisamente, una tesis del doctor Luis Mínguez, sobre el suicidio entre poetas de los últimos 250 años, observó que estos creadores utilizaban con más frecuencia para quitarse la vida las armas de fuego (seguidas de las intoxicaciones), frente al ahorcamiento que se observa en la población general.
En este sentido, el doctor Luis de Rivera, director del Instituto de Psicoterapia de Madrid, señala que la relación entre trastornos depresivos y creatividad está ampliamente demostrada; y aunque no se sabe a ciencia cierta la causa, se sospecha que ciertos genes implicados en la inteligencia y la creatividad también están presentes en los trastornos depresivos. "Aunque ésta es una hipótesis reciente y poco desarrollada", admite.
La depresión, prosigue, tiene que ver con una experiencia de pérdida, y no es extraño que la creatividad surja como una manera de escapar a esa tristeza, a esa sensación de pérdida. En el caso de pacientes con depresión, añade, uno de los momentos de más riesgo de suicidio es paradójicamente cuando el tratamiento empieza a funcionar y el paciente empieza a sentirse mejor.
"Lo primero que mejora con la terapia es el aspecto físico de la depresión; el paciente recupera fuerzas poco a poco, empieza a tener apetito... Después viene la mejoría emocional, se reduce un poco la tristeza y comienza a sonreír. Pero lo último que tarda en mejorar es el aspecto cognitivo, las ideas negras. Es ahí cuando hay que extremar la vigilancia y la supervisión del paciente".
El arte es
únicamente humano, aparece hace unos 40.000 años
El arte transforma en novedoso lo cotidiano y en
original lo ordinario
El creativo
asocia cosas que otros no ven
Hace 20.000
años había arte complejo en las cuevas paleolíticas aparece antes de la
evolución de la civilización y de la aparición del lenguaje
El arte
representa la evolución del cerebro
Mondrian
basó su obra en líneas rectas, las líneas rectas son codificadas en el cerebro
por neuronas específicas
La música
Si uno es
muy experto en música ello impacta en la memoria a corto plazo. Gente entrenada
en música rinden más en geometría. Si uno es actor facilita el desarrollo de la
memoria y la empatía. Si le pedimos a los músicos que creen algo nuevo, algo
que nunca fue creado, activa en el cerebro de una forma global, la ejecución
motora ya que imaginamos como se movería el cuerpo ante ese ritmo, al
activación en áreas de la corteza visual, la frontal involucrada en la
planificación de ritmos y del cuerpo calloso que involucra ambas partes del
cerebro
El arte
ayuda a comprender cómo funciona el cerebro visual
si se tiene
un interés específico en el arte, se genera pasión y motivación que aumenta los
niveles de atención, estos impactan
positivamente en otras funciones cerebrales como aquellas que desarrollan la
creatividad.
El cerebro
trabaja en red, cuando uno memoriza o
habla se activa una red de neuronas, más cuando tiene un proceso creativo,
La parte
posterior del cerebro es importante en la percepción y la parte izquierda
trasera anexa a la posterior del cerebro es importante para los símbolos y
lenguaje
En una
demencia frontal y en lesiones fronto-temporales se generan talento artístico
después de la enfermedad.
Al comenzar
estudios con pacientes que tenían enfermedad fronto-temporal, en el grupo de
pacientes en los que la enfermedad atacaba al lado izquierdo del cerebro, que
se presentaban con pérdida del lenguaje, había un grupo importante que mostraba
alta creatividad visual, a veces un interés en la pintura, la escultura o
fotografía. Algunos de estos individuos producían piezas de arte
extraordinarias. Ésos cambios en la parte frontal del cerebro facilitan el
proceso creativo, cuando la parte frontal está muriendo la parte posterior que
está involucrada con la creación visual se está reconectando y mejorando
habilidades para detectar, visualizar y a veces dibujar ciertos colores y
ciertas formas; en ocasiones solemos ver pacientes con aumento de creatividad
musical, hay una reconexión del cerebro mientras el lóbulo frontal izquierdo
del cerebro se degenera el lado derecho de la porción posterior está siendo
reconectado y cada vez más reforzado.
Los pacientes con demencia temporal son más impulsivos, más desinhibidos, no tienen respeto por las formas ni decoro ni modales, sin embargo muchos de estos con una degeneración de la parte anterior del cerebro producen mucho arte, lo hacen más vivido si antes de la demencia eran artistas, cambian la técnica y los colores que aparecen son más vivos.
La
creatividad visual es únicamente humana, suele aparecer más incrementada en la
demencia fronto-temporal, también en niños autistas y en individuos sanos como
una necesidad en que hay un deseo de pintar y de recrear las imágenes que
tenemos en nuestra mente, esta necesidad de pintar y la habilidad de percibir
como lo hace un gran artista es generada por ciertos circuitos específicos del
cerebro, especialmente el lado derecho. Cuando entramos en los circuitos
visuales derechos más aumentamos nuestra creatividad visual y cuando se apaga
este sistema sea intencionalmente o por una enfermedad degenerativa estamos
perdiendo nuestros talentos visuales.
Podemos ver
un cuadro mientras escuchamos música. Kandinsky decía sinestesia, una condición
en la que un sentido se percibe simultáneamente con otro sentido – sinestesia
significa sin percepción-
Kandinsky: “Mientras
escuchaba la música de Wagner podía ver
esa música, los violines y contrabajos, así como los instrumentos de viento, el
carnaval de colores de la tarde aparecían en mi mente, todos los colores frente
a mis ojos, líneas salvajes frente a mí, puedo visualizar lo que escucho”.
Palabras,
colores y sonidos son capaces de reproducir los artistas y maravillar al resto
del mundo, artistas universales altamente cotizados que bajo los patrones
de la normalidad, se puede decir que, en muchos casos, padecían ciertos
desórdenes neurológicos.
Existe
relación entre la migraña y la aparición de imágenes antes del dolor de cabeza.
La epilepsia
se manifiesta a veces con obras visuales muy vivas, pueden recordar imágenes y
representarlas de forma muy vivida.
Hay una
relación entre la enfermedad bipolar y el arte, suelen ser altamente creativos,
es el caso de Van Gogh.
Hay neuronas
que responden a contrastes en áreas visuales primarias, aparece en las obras de
Rembrandt, utilizaba altos contrastes para centrar la atención en esos puntos.
El proceso
interno en el cerebro hace que al contemplar el arte nos dé un escalofrío. Es
una diferencia al ver un cuadro en un museo o verlo en la computadora.
La relación
cerebro arte es bidireccional, la ciencia solicita información a los artistas
de cómo generan el proceso creativo, la tensión, la motivación, son elementos
que generan el proceso creativo.
De la diferencia surge la maravilla, arte y creatividad se
opone a normalidad.
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La inteligencia creativa está cerca de la locura:
Existe una inteligencia analítica, tradicional, académica, que se opone a otro tipo de inteligencia tácita que sirve para adaptarnos al entorno, para hacernos manejar en la vida, esta inteligencia tácita es práctica y tiene que ver con el sentido común, ésta es la inteligencia propia de las personas creativas, personas que sacan lecciones de las experiencias. Normalmente las personas con inteligencia tácita suelen tener un mejor resultado en el test de inteligencia, sin tener en consideración aquellas cuestiones relativas a la cultura académica correspondiente a la inteligencia adquirida. Mientras que las personas que han estudiado mucho pueden tener una alta inteligencia adquirida pero baja creatividad, son personas que suelen sacar peores test de inteligencia que aquellos que tienen una inteligencia creativa práctica (tácita).
La inteligencia creativa está relacionada con la intuición, con la imaginación, con la flexibilidad, con capacidades del hemisferio cerebral derecho, no obstante ciertas capacidades propias de la sensibilidad y altamente creativas como pueden ser la música, están vinculadas con la zona cerebral temporal izquierda vinculadas también con la zona del lenguaje de Wernicke.
En el escáner se han estudiado las reacciones de los artistas cuando pintan, se ha comprobado que en el cerebro se activa la zona frontal de las emociones, mientras que los que no son artistas activan la zona visual correspondiente a la parte posterior del cerebro, como conclusión se puede decir que los artistas sienten cuando están pintando, se mueven en el campo emocional, mientras que los no artistas simplemente representan algo bajo el exclusivo punto de la visualización.
Existen dos neurotransmisores, la dopamina y la serotonina, en las personas esquizofrénicas la primera está muy alta y la segunda baja, en las personas normales ambas están en cantidades iguales, mientras que en los creativos se dan ambos neurotransmisores en cantidades muy altas, se dice que los creativos, los altamente creativos están cerca de la locura, la coincidencia en este caso con los esquizofrénicos es de un alto nivel de dopamina.
El creativo tiene una actitud de generación de ideas, tiene la capacidad para crear imágenes y propuestas incongruentes, tiene una alta capacidad de imaginación y fantasía y por ello puede desenvolverse mejor que alguien que no es creativo, ya que tiene la capacidad de buscar múltiples soluciones a las diferentes cuestiones.
http://www.youtube.com/watch?v=VLYvQ8FgkPY
La inteligencia creativa está relacionada con la intuición, con la imaginación, con la flexibilidad, con capacidades del hemisferio cerebral derecho, no obstante ciertas capacidades propias de la sensibilidad y altamente creativas como pueden ser la música, están vinculadas con la zona cerebral temporal izquierda vinculadas también con la zona del lenguaje de Wernicke.
En el escáner se han estudiado las reacciones de los artistas cuando pintan, se ha comprobado que en el cerebro se activa la zona frontal de las emociones, mientras que los que no son artistas activan la zona visual correspondiente a la parte posterior del cerebro, como conclusión se puede decir que los artistas sienten cuando están pintando, se mueven en el campo emocional, mientras que los no artistas simplemente representan algo bajo el exclusivo punto de la visualización.
Existen dos neurotransmisores, la dopamina y la serotonina, en las personas esquizofrénicas la primera está muy alta y la segunda baja, en las personas normales ambas están en cantidades iguales, mientras que en los creativos se dan ambos neurotransmisores en cantidades muy altas, se dice que los creativos, los altamente creativos están cerca de la locura, la coincidencia en este caso con los esquizofrénicos es de un alto nivel de dopamina.
El creativo tiene una actitud de generación de ideas, tiene la capacidad para crear imágenes y propuestas incongruentes, tiene una alta capacidad de imaginación y fantasía y por ello puede desenvolverse mejor que alguien que no es creativo, ya que tiene la capacidad de buscar múltiples soluciones a las diferentes cuestiones.
http://www.youtube.com/watch?v=VLYvQ8FgkPY
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Locura, genialidad y creatividad:
Creatividad y locura
J. Nash, el famoso matemático, tenía una extrema percepción geométrica, tenía además gran osadía, estaba en sus genes, el famoso científico, poeta compositor y pintor es un ejemplo de la relación entre la creatividad y la locura, en este documental se trata de buscar si existe relación entre la genialidad y la locura en lo más profundo del cerebro.
Schopenhauer ya comentó que la genialidad está más cerca de la locura que de la inteligencia media. Existe un alto riesgo de que la genialidad y el poder creativo se conviertan en locura. Ni los genios ni los enfermos mentales son normales, son los dos extremos de la creación, están fuera del comportamiento convencional de la mayoría de las personas, en este sentido se parecen, ambos están fuera de los convencionalismos.
El artista necesita tranquilidad, se encierra porque tiene mucho trabajo, se mete en un mundo estrafalario evadido de la realidad, Junquera creó una casa para una familia que sólo existía en su imaginación, una casa llena de demonios y ángeles. Tenía que concentrarse en su obra, tenía una tensión creativa que le producía mucho sufrimiento, una exclusiva fuerza creadora, parece ser que existen fuertes presiones de personalidad en una persona muy creativa, emocionalmente intensa, las viven a veces con extrema tristeza. En el arte no hay espacio libre, no hay líneas rectas, para el artista Junquera eso no era vida, existe una hacia adelante y un hacia atrás, todo está encadenado, la casa va creciendo -decía.
Personas con mucha creatividad se ven frecuentemente afectadas por enfermedades psíquicas, en personas enfermas aparecen creencias y contenidos oscuros aunque a veces también experiencias entusiastas, forma parte del acto creativo.
Es fundamental tener mucha curiosidad para desarrollar la creatividad, los creativos tienen una personalidad desdoblada, se vuelven hacia el interior y hacia el exterior, son racionales y a ratos irracionales, espontáneos. Se pierden en mares desconocidos e ignotos, los matemáticos pasan gran tiempo en una esfera abstracta, tienen una percepción geométrica presente en todo momento, tienen la solución ante sus ojos antes de hacer la demostración matemática, es pura intuición.
En los 50 Nash es considerado como uno de los mejores matemáticos de su generación, a los 31 años enferma de esquizofrenia paranoide, antes era un pensador muy eficiente, extraño y creativo, no era convencional, pero sabía cómo conseguir lo que quería y creó algo muy importante para la comunidad matemática del momento, pero de repente deja de organizar su propio trabajo y pierde su eficacia al coger la enfermedad mental. En la Universidad Nash trabaja en un alto grado de abstracción, tiene un comportamiento excéntrico, orgullo divino, lo ven como curioso, inmaduro, malcriado, pero con una maravillosa lógica y extrema inteligencia. Hablaba sobre extraterrestres que venían del espacio, escuchaba voces que cada vez están más presentes en su comportamiento, su locura le llevó a recorrer toda Europa, es como si quisiera escapar aunque luego no se acordaba de nada de sus viajes.
Personas con un problema mental grave pueden resolver tareas difíciles, los síntomas de la enfermedad pueden no siempre estar presentes, es un caso de una capacidad especial, no podemos concebir como un artista o un científico llega a sus descubrimientos, a sus invenciones.
La creatividad puede significar varias cosas, puede ser una advertencia, nos protege de una carencia, puede ser el mal en sí si todo lo que hace uno es esa misma cosa. Una dedicación tan intensa a las matemáticas invita a descuidar todo lo demás y esto no es bueno pero para algunas personas es una salida, sobre todo para aquellos que están predispuestos a la esquizofrenia. Hay ciertos genes de riesgo para sufrir la enfermedad, sólo si hay un número elevado de genes de riesgo aumenta la probabilidad de sufrir la enfermedad. Nash recibió un premio Nobel por la teoría de juegos sobre la dinámica social, fue materia de su tesis doctoral. Un tercio de los enfermos supera la enfermedad, como el caso de éste matemático, el riesgo de suicidio es alto en el caso de esquizofrenia. En los casos más graves se pierde todas las perspectivas acerca de la realidad, aparecen comportamientos suicidas.
Celan, el famoso poeta judío residente en Alemania que se suicidó, buscó el puente que estaba relacionado con la poesía y con su amor. Buscó la relación con todo lo vivido. “Nada pero no te hundas”, era la inscripción que versaba en el puente.
Para el poeta su madre lo es todo, su pérdida supone una experiencia traumática, adquiere una dimensión universal, la madre representa a todo el pueblo judío perseguido por los nazis. Las experiencias traumáticas producen enfermedades mentales, la única posibilidad de salvarse era escribir, en los años 60 se agrava su enfermedad mental, se aparta de su mujer, le acusan además de haber robado imágenes poéticas de otros poetas. Seguramente se hundió, era demasiado sensible y no logró defenderse de las acusaciones con éxito;con desasosiego espiritual vaga entre Francia, Alemania e Israel. Los acontecimientos políticos son negros y oscuros, vive con sus demonios, en su enfermedad desarrollaba una alta energía que se refleja cuando escribe poesía. En 1906 ingresa en una clínica psiquiátrica tras atacar a su mujer con un cuchillo, se pregunta por qué tuvo que sobrevivir a los nazis, dice haber encontrado otro mundo para él, la magia. Puede ser una forma de neurosis, o buscar un paralelismo con las ideas de la familia.
1853, R. Schuman abandona su casa corriendo y se tira a las heladas aguas del río, unos pescadores le salvan. Fue un hecho resultado de numerosos conflictos,de un fracaso amoroso, de su enfermedad, de una tendencia genética a la depresión, de la enfermedad mental de su hermana y numerosas muertes en su familia, el artista expresa en sus obras su honda melancolía. Fue un revolucionario en todos los sentidos, se impuso a su padre casándose con clara, fue incluso a juicio. En su música marcó nuevos caminos, creó nuevos sonidos, desarrolló una nueva forma de componer, no buscaba una existencia rutinaria como la del funcionario, buscaba la riqueza de la vida, fuma y bebe mucho, su música la tachan de anormal, es una prueba de su genial locura, un concepto de humor musical en las primeras obras. La felicidad le lleva a un periodo de creatividad increíble, 138 canciones en un año, escribe su sinfonía de primavera, pero sus nervios empiezan a debilitarse y empieza una fase profunda de depresión. La enfermedad mental que cogió después no tiene sólo origen psíquico, sino que proviene de un trabajo excesivo, de componer sin descanso, a continuación un infarto cerebral agravaron de forma irreversible su enfermedad, 10 años después en el penúltimo concierto es un desastre musical, hay críticas en las dotes de dirección el compositor, no se comunica fácilmente con los demás, ni con los músicos. Schuman era muy introvertido, hablaba en voz baja y con pronunciación poco clara, los músicos a veces no sabía dónde se situaban las variaciones. Compuso cantos del amanecer, su última obra, su despedida a lo más querido, a su piano. Es un presagio del agotamiento de sus fuerzas, en 1854 empeora radicalmente, tiene alucinaciones y desvaríos acústicos, oía cantos celestiales, tenía que transcribirlos, compuso variaciones espirituales a partir de estas alucinaciones, pero la música se convertía en aullidos desagradables, sonidos demoníacos, destructivos. Después del intento de suicidio ingresa en un hospital psiquiátrico, en 1836 muere en lo más profundo de las confusiones.
Inmensa fuerza creativa, con una personalidad única, extraordinaria. Los que tienen que vivir con un trauma, la creatividad es una salida a un nuevo mundo, Albert Einstein ya dijo que “el arte y la ciencia son las vías de escape más importantes que ha creado el hombre”, en la huida nos alejamos a la realidad, hacia un nuevo mundo, aunque interesante.
Kafka, Van Gogh, Gauguin, se podría seguir enumerando numerosos artistas y científicos, habría que preguntarse a la vista de sus obras donde se tocan la genialidad y la locura, quizás no hay respuesta, no hay fórmula, una obra corresponde al poder creador del que la hace al margen de que esté sano o enfermo.
http://www.youtube.com/watch?v=kvGrrOPp9dU
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La esquizofrenia es una enfermedad
biopsicosocial
A finales
del siglo XIX, se presentó un nuevo punto de vista sobre la demencia, conocida hoy actualmente como
esquizofrenia. Los pacientes de una película antigua sobre esquizofrenia
llevaban caretas, los pacientes escuchaban voces, tenían manías persecutorias,
había un origen confuso de lo que era la enfermedad.
Personas con
un mundo propio, con Ideas proféticas, con visiones. Es un mundo fantástico con alucinaciones el que se desarrolla en las
personas esquizofrénicos, viven en un mundo paralelo.
El origen podría ser una educación incorrecta,
comportamientos religiosos, En otro tiempo se pensaba que era algo endemoniado,
la verdadera causa era irreconocible.
En 1900 hay
un resurgimiento científico, los demonios
y espíritus causantes de la enfermedad quedaron desplazados por la
electricidad y los gases residuales de los automóviles.
Es una enfermedad mental o biológica, se
comienza a hacer terapias con los pacientes, se utilizan norias que giran como
un tío vivo y genera situaciones de felicidad, así como baños de relajación.
Más adelante
con el nazismo hay una discriminación
absoluta hacia la locura, hay seres provechosos y seres dañinos, los nazis
machacan las mentes de los enfermos. Los hijos esquizofrénicos estaban también
mal, es por tanto una enfermedad hereditaria, en lugar de una terapia, se
recurre al asesinato de los enfermos.
Después de la guerra parece la
reconstrucción, el
pensamiento práctico, se busca un comportamiento más civilizado. En las
terapias se utiliza la electricidad, los electroshock. En ataques epilépticos y
en terapias contra la psicosis. También aparecen las lobotomías u operaciones del cerebro. Un piolet se les introduce a
través de los ojos y se les separa la parte afectada del cerebro. Ello dio
lugar a personas emocionalmente desechas. Estos métodos se abandonaron con el
descubrimiento de los medicamentos modernos neurólepticos.
Hay una desconexión de todos cortes frontales y del
dominio del cerebro en la fantasía y la creatividad, hoy con los neurolépticos se reduce
la fantasía y creatividad en los afectados.
Hay
tratamientos suaves que aumentaron las sensaciones vitales y mejoraran la
calidad de vida. Los medicamentos han revolucionado la psiquiatría, con una
pequeña modificación en la química del cerebro se reconduce su psicosis.
La sociedad genera estos enfermos, la hipocresía, el enfermo
esquizofrénico muy sensible se encuentra afectado por la sociedad, la
enfermedad se politiza frente al sentimiento autoritario del estado.
Ésa actitud hoy esta desestimada, estamos en
la era de la proscripción de la enfermedad psíquica. La causa de la
esquizofrenia se vuelve a buscar en el aspecto biológico, el cerebro está en el núcleo de la investigación. El cerebro representa
nuestra psique, y con la enfermedad se altera. Nuestra personalidad está en
nuestro cerebro. La esquizofrenia es un trastorno patológico de nuestro
cerebro.
Cerebros de esquizofrénicos fallecidos se han cortado en rodajas
para estudiarlos. Hay diferencias respecto un cerebro sano, en el lóbulo de la
sien encontramos una zona de la memoria y procesos mentales, así como la
formación del hipocampo, Un paciente con esquizofrenia no tiene las áreas
trazadas, la zona del hipocampo En la pequeña corteza cerebral es menor, las emociones,
memoria, concentración, están todos afectadas en el cerebro del esquizofrénico.
Se miden también el volumen de zonas cerebrales y se observa que están llenas
de agujeros. Hay una dilatación de las cámaras internas del cerebro en las
zonas de sien. En muchos pacientes estas alteraciones son mínimas, por lo que
se piensa que debe haber más factores, se piensa en la transmisión hereditaria,
en los genes. Se cree que es hereditaria, están buscando el gen de la
esquizofrenia. Se hacen análisis de sangre para evaluar si ésta es diferente a
la de las personas sanas. Los familiares tienen un 10% de posibilidades de
desarrollar la enfermedad, frente al 1% en la población media, eso quiere decir
que la transmisión hereditaria juegan papel importante.
Existen
medicamentos acertados. Dentro de poco se descubrirá su ubicación exacta dentro
de la cadena de ADN. La investigación científica ha aislado zonas donde pueden
localizar el gen con mayor probabilidad.
Existe un gen que predispone para la
esquizofrenia,
aunque se sabe que hay gente que no tiene este gen y que coge la enfermedad,
ello puede ser debido a factores sociales, psíquicos, debido a que nuestro
cerebro también se altera bajo ciertas condiciones.
En el
cerebro es posible de que se produzcan alteraciones a lo largo de la vida,
puede haber lesiones constantes que deriven en la enfermedad de la esquizofrenia, durante el primer año el cerebro está especialmente sensible.
Se puede
contrastar las placas realizadas en una tomografía entre un enfermo de
esquizofrenia y su hermano, ambos tienen los huecos del cerebro llenos de líquido, si bien esto supone más
riesgo para desarrollar la enfermedad, el hermano está sano y no la ha
desarrollado, eso quiere decir que hay otros factores, como los
medioambientales que facilitan el desarrollo de la enfermedad, además existen
otros como la presión en el parto.
En el parto el bebé está expuesto a
presión externa, una
presión que puede potenciar el desarrollo de la esquizofrenia, la pubertad, la
presión social, malas experiencias, son también elementos que pueden potenciar
la aparición de la enfermedad, ante una presión psíquica puede haber una
predisposición fuerte para la enfermedad.
Es un
fenómeno también muy relacionado con la electricidad y la química del cerebro,
la causa principal de la esquizofrenia está en la química del cerebro, aunque
el estrés puede potenciarlo. Las moléculas de nuestro cerebro varían, la
alteración en el número de moléculas puede derivar en un esquizofrenia. Ratas sometidas a la estrés y temor tenían
cerebros que desarrollaban signos de esquizofrenia. Hay genes que se
alteran por causa del estrés, la genética de la esquizofrenia es fundamental en
el estudio de la enfermedad. Hay planteamientos remotos, por ejemplo, aquel que
considera que la esquizofrenia se pueda desarrollar por un virus en el cerebro.
Nuestro cerebro está lleno de virus, la mayoría no producen alteraciones, pero
pueden producir depresiones profundas o esquizofrenia.
Todos
tenemos muchos virus en el cerebro nuestro sistema inmunológico los
paraliza, pero si está desorientado o no suficientemente preparado, aparecen
alteraciones en las funciones, o la muerte de las células. Las células se
activan y constituyen un peligro para el sistema nervios. La respuesta del
sistema inmunológico contra los virus es eficaz sólo en algunas personas, el
cerebro es una máquina interactiva, multifactorial.
El hipocampo
y el hipotálamo, se influencian de forma recíproca, cuando no interaccionan de
una forma adecuada, se produce la enfermedad.
Alteraciones
del cerebro, factores genéticos, influencias medioambientales, factores
motivados por el estrés, virus, todos son responsables de interrelaciones que
pueden llegar a provocar esquizofrenia, la enfermedad más compleja que existe.
El
sufrimiento es muy horroroso, no hay terapias óptimas ni siquiera con todos los
avances se ha llegado el fondo de la cuestión.
“Los problemas son un regalo de Dios, y no debemos verlo como
algo negativo, sino como un reto”, dijo un enfermo esquizofrénico.
Los
psiquiatras son los más fuertes, los pacientes son débiles, están aislados en
la sociedad, el conflicto conduce la exclusión, la posibilidad de ayuda es
establecer hermandad, integración social en los enfermos de esquizofrenia. La
vida de los enfermos mentales es muy dura, muy difícil, hay limitaciones y
obstáculos que deben sortear, para ellos Los problemas son todavía más
difíciles de afrontar.
Las personas
con enfermedades mentales son imprevisibles y se consideran peligrosas, nada es
tan evolucionado como la psique, es algo positivo, la psiquiatría es una
materia pesimista y eso debe servir de estímulo.
El doctor
anima a los enfermos mentales para que sean fuertes, la esquizofrenia está
considerada como lo peor, es un concepto problemático ves mucha gente lo
considera como un desdoblamiento de la personalidad, piensan que los
esquizofrénicos pueden tener una parte buena y otra mala, lo cual es muy
peligroso.
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Los artistas y las enfermedades mentales
Los artistas tienen más enfermedades mentales que el resto de los mortales porque lo llevan en los genes, en su historia familiar.
Este ramalazo artístico se relaciona con otra estructura genética que les hace ser más vulnerables, más sensibles, con más tendencias a la depresión, especialmente afectivos, especialmente nerviosos, especialmente emotivos, de ahí que la vida de los artistas sea más compleja, azarosa, dificultosa, algunos porque tienen ese trastorno psicológico de fondo o si no porque lo buscan a través del uso de sustancias, el LSD, el opio, hachís, la mariguana; la vida de las vanguardias ha estado llena de utilización de estas sustancias y eso les produce una sensación de angustia, incertidumbre, que favorece el desarrollo de la creatividad. El crear apacigua al artista.
El artista se compromete con el mundo, intenta cambiarlo, el arte implica tal agotamiento emocional, tal esfuerzo emotivo, tal inversión de energía, que a veces les agota, acaban deprimidos y cogen una enfermedad mental grave o esa situación les lleva al suicidio, o psicosis, o aislamiento, ruptura, etc.
Sin embargo una cierta oposición con el ambiente que probablemente deriva de una inquietud interna de desasosiego, y de no conformismo, es fuente de creatividad.
Tienen un aullido interior interminable, una pena, lo ponen fuera, lo dibujan, lo pintan, lo sacan de sí, y así tienen menos miedo de él, así que se enfrentan mejora a él, y si sale bien funciona como algo terapéutico, un mensaje retroactivo que alimenta su bienestar.
El artista cuando se pone a pintar, si tiene un problema mental, o tiene una personalidad patológica, le ayuda o le perjudica, eso aumenta la inspiración o disminuye.
Hubo grandes artistas psicóticos, esquizofrénicos, maníacodepresivos, eran creativos a pesar de estar locos, cuando estaban en un brote psicótico o en una crisis, su creatividad aumentaba o disminuía, eso está demostrado. Por regla general cuando están enfermos producen menos y producen peor.
Algunos trastornos mentales, algunos infartos y otras lesiones cerebrales, desencadenan creatividad. Algunos artistas cuando sufren psicosis se despierta una necesidad creativa. A veces al tener una demencia es cuando empiezan a pintar de una forma muy creativa.
Hay gente que cree que la esquizofrenia como tal no existe, que es una etiqueta que pone la sociedad a las personas más creativas y con más imaginación, que no quieren pensar y comportarse como la sociedad cree que debe hacerlo, esta romántica idea que tienen algunos de la esquizofrenia es completamente falsa, totalmente irreal y pensar así es muy negativo y dañino para los pacientes, pues la gente que piensa así cree que no se les debe tratar pues no están enfermos, que no requieren medicación y eso es lo peor que puede pasar a alguien con esquizofrenia.
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"El hecho de que la vida no tenga ningún sentido
es una razón para vivir, la única en realidad”
es una razón para vivir, la única en realidad”
Ciorán, Ese maldito yo
La posible relación entre creatividad, neurosis o psicosis, ha sido muy estudiada desde Aristóteles hasta nuestros días. Tradicionalmente se han distinguido dos posturas al respecto:
La posible relación entre creatividad, neurosis o psicosis, ha sido muy estudiada desde Aristóteles hasta nuestros días. Tradicionalmente se han distinguido dos posturas al respecto:
- Aquellos que creían que la creatividad del artista estaba ligada a algún trastorno mental, identificando genialidad con locura
- Quienes pensaban que no hay una clara relación entre neurosis y creatividad.
Para Freud, como recoge Paraíso (1.984) hay hombres geniales enfermos, hombres normales enfermos, grandes escritores a pesar de su estructura neurótica o psicótica, y grandes escritores a causa de su estructura neurótica o psicótica: todas las combinaciones son posibles. Es decir, para él no hay una relación clara entre neurosis y creatividad, aunque ambos conceptos están próximos en cuanto que el acto creativo es considerado una recreación en la fantasía de un conflicto inconsciente, si bien sublimado y neutralizado a través de su expresión artística.
Didier Anzieu (1.993) también señala la proximidad entre los procesos creativos y los patológicos, pero el trabajo creativo le permite al autor ahorrarse una patología mental más grave. El creador, para Anzieu, posee la facultad de la autoobservación que le permite al yo tolerar la angustia psicótica, preservando mediante esta autoobservación, su contacto con la realidad, explorando así la disociación que sufre en los momentos de regresión. Esta capacidad de observación es menor en el hombre normal, que no puede explorar sus conflictos inconscientes con la misma garantía de retorno que el creador, ejerciendo sobre ellos diferentes modos de defensa.
Otra psicoanalista norteamericana, Susan K. Deri (Paraíso, 1.984), opina que la creatividad ejerce una función protectora para el sujeto creador. Considera que el creador lleva una existencia poco feliz, debido a que la permeabilidad que su ello mantiene con su yo posibilita su creatividad (la falta de represión entre ambos), pero, al mismo tiempo en la vida ordinaria le produce fuertes tensiones antitéticas. En la creación esta antítesis se funden con las fuerzas del Eros, aunque en su vida privada muchas veces le llevan al infortunio.
En realidad, a poco que confrontemos la creatividad con la producción de síntomas, tanto neuróticos como psicóticos- vamos a encontrar sus diferencias más radicales.
- Mientras el síntoma es estereotipia y repetición, asociaciones reiteradas, pensamiento rígido, represión y negación como defensas primordiales.
- La creatividad es creación de algo nuevo, capacidad asociativa múltiple y diversa, disociación y sublimación como defensas más activas.
- El síntoma surge como solución de compromiso entre un deseo y la represión del mismo; por ejemplo, un rasgo obsesivo protege de la angustia que el deseo del obsesivo le provoca, de manera que en la repetición encuentra satisfacción diferida de ese deseo así como su control, haciéndolo asimilable para el yo.
En la creatividad nos encontramos con lo que Kris (Arieti, 1.976) llamó permeabilidad del artista, la capacidad para introducirse en el inconsciente, acercarse a los conflictos, soportar la angustia que comporta y dirigirla, mediante la elaboración preconsciente y consciente, hasta el producto que es la obra de arte, síntoma a fin de cuentas del acontecer inconsciente, pero un síntoma tratado no mediante la represión, sino a través de la sublimación. Esta permeabilidad del artista le hace ser consciente de procesos psíquicos que pasan desapercibidos para el resto, o bien se enmascaran mediante la represión, la negación u otras defensas. Es lo que él llama “regresión al servicio del yo”.
A este respecto, tomemos como ejemplo a Gauguin (1.989). Durante su estancia en Tahití, conoce a un joven nativo y realiza una excursión con él al encuentro de un trozo de madera de palo de rosa para esculpir. Durante el trayecto, Gauguin observa la belleza andrógina del chico y describe sin pudor sus deseos hacia él: “De esta amistad cimentada por una atracción mutua del simple al complejo surgía el amor en mí...Después el hastío del papel de macho que debe ser fuerte siempre, protector, una dura carga a soportar. Ser por unos momentos el débil que ama y obedece...Deseo de ser, por unos momentos, débil mujer”. Gauguin conoce perfectamente las convenciones sociales de su época, a menudo se reprocha a sí mismo no seguirlas, pero apuesta por tomar conciencia y buena nota de sus propias experiencias, por encima de esas convenciones. Del mismo modo, se pregunta, “¿Cuál es el hombre que puede decir que nunca ha sentido el deseo de cometer un crimen, durante un minuto o un segundo por lo menos?”. La permeabilidad de sus defensas le permite acceder a sus deseos inconscientes y tomar conciencia de ellos. Gauguin abandonó a su mujer y a sus hijos para instalarse en Tahití, en una carta fechada en 1.895, le escribe a un amigo: “Vea lo que he hecho con la familia: me he largado sin decir nada. Que se las arreglen sin mí, ¡como si yo fuera el único que pudiera ayudarles¡ Tengo intención de pasar aquí, en esta cabaña tranquila, el resto de mis días. Sí, soy un gran criminal. ¡Qué más da¡. También lo fue Miguel Angel, y yo no soy Miguel Angel”.
La conciencia de su arte (“Qué importa lo que ocurra, yo le aseguro que llegaré a hacer cosas de primer orden. Estoy convencido de ello”), la seguridad en sus producciones artísticas, a pesar de que no conoció el éxito de sus cuadros ni el reconocimiento que le depararía el futuro, le permiten saltarse el superyo para apostar por su creatividad. Veamos cómo expone y justifica esta transgresión: “¿No es absurdo sacrificarlo todo por los hijos y no significa esto privar a la nación del genio de sus miembros más activos? Usted se sacrifica por su hijo, que, a su vez, convertido en hombre, se sacrificará también. Y así todos. Sólo habrá sacrificados y la estupidez perdurará mucho tiempo”.
- Mientras el síntoma tiene efectos identificadores de clausura, que fijan al sujeto en una identidad, la creatividad huye de la identificación buscando permanentemente el fluir de las identificaciones y de las desidentificaciones. Walt Wittman, lo expresaba así: “Me contradigo, sí, me contradigo, soy muchos, contengo multitudes”; pensemos también en los heterónimos de Pessoa.
- El síntoma es incomprensible para el sujeto y para los otros, pues sin un análisis exhaustivo se desconoce su procedencia y su sentido.
- Por el contrario, la obra de arte puede ser interpretada por el artista y por sus contemporáneos, que encuentran en ella algo logrado: la comunicación de aspectos de su propio inconsciente y la consiguiente identificación con ellos en lo que llamamos experiencia estética.
Hay en las obras de arte algo que señala muy acertadamente Steiner(2001): “La pintura, la música, la literatura o la escultura serias nos hacen palpables, como ningún otro medio de comunicación, la inestabilidad y el alejamiento insatisfechos y desamparados de nuestra situación. Somos, en los instantes clave, extraños para nosotros mismos errando ante los umbrales de nuestra propia psique. Golpeamos ciegamente las puertas de la turbulencia, la creatividad, la inhibición en la terra incognita de nuestros propios yos”. “Solo el arte puede avanzar algo hacia el hacer posible el acceso, hacia un despertar a algún grado de comunicabilidad de la completamente inhumana otredad de la materia...”.
Mihaly Csikszentmihalyi (1.998), en su extenso estudio sobre la creatividad, reflexiona sobre la personalidad de los creadores que ha estudiado y nos dice: “Si tuviera que expresar con una sola palabra lo que hace sus personalidades diferentes de las demás, esa palabra sería complejidad . Con esto quiero decir que muestran tendencias de pensamiento y actuación que en la mayoría de las personas no se dan juntas. Contienen extremos contradictorios: en vez de ser “individuos”, cada uno de ellos es una “multitud”...Tienden a reunir el abanico entero de las posibilidades humanas dentro de sí mismos. “Hielo y fuego”(Troyat, 1.985), califica un biógrafo la personalidad de Dostoyevski.
Estas contradicciones las expresa el autor en algunos grandes rasgos:
- Los individuos creativos tienen gran cantidad de energía física, pero también están a menudo en reposo y callados, mantienen un biorritmo propio que facilita su concentración y su producción.
Respecto a la sexualidad resultan igual de paradójicos: por un lado manifiestan una energía libidinal generalizada, que algunos expresan directamente en la sexualidad, por otro lado, forma parte de su modo de ser un cierto celibato espartano.
- Son vivos e ingenuos al mismo tiempo, su creatividad no depende de la inteligencia, por encima de un CI de 120 no se incrementa necesariamente la creatividad. Los creadores navegan entre dos polos de sabiduría e ingenuidad o puerilidad. Su trabajo está regido por buenas intuiciones y buen juicio para saber si lo son.
- Combinan el carácter lúdico con la disciplina, la responsabilidad con la irresponsabilidad.
- Los individuos creativos alternan entre la imaginación y la fantasía, en un extremo, y un arraigado sentido de la realidad por el otro.
- Pueden albergar tendencias opuestas en un continuo entre extraversión e introversión. Capacidad de estar solos y de comunicarse con los demás para escuchar nuevas ideas.
- Son notablemente humildes y orgullosos al mismo tiempo, un contraste entre ambición y desinterés, competencia y cooperación
- Los individuos creativos escapan de algún modo a los rígidos estereotipos de los roles de género (López Mondéjar, 2003), desarrollando una cierta tendencia hacia la androginia psicológica, entendida como la capacidad de una persona de ser al mismo tiempo agresiva y protectora, sensible y rígida, dominante y sumisa, sea cual sea su género.
- Es imposible ser creativo sin haber incorporado primero el campo de la cultura y sus reglas, de manera que los creativos son personas tradicionales y conservadoras a la vez que rebeldes e iconoclastas.
- Sienten pasión por su trabajo y, al mismo tiempo, son sumamente objetivas con respecto a él, este contraste entre apego y desapego es alternante.
- La apertura y sensibilidad de los creadores a menudo los expone al sufrimiento y al dolor, pero también a una gran cantidad de placer.
Confrontemos las características descritas con la estereotipia y la repetición que rigen el mundo del neurótico y veremos la enorme diferencia entre enfermedad y creatividad. Sin embargo, pronto veremos que no son tan simples estas diferencias.
Volviendo a Anzieu (1.993), el autor señala cinco etapas o momentos en la creatividad que nosotros, en sus dos primeras fases, podemos identificar con el insight psicológico o la catarsis, esto es, el contrario de la rigidez neurótica, lo contrario del deseo de no saber que el neurótico enarbola. El resto forma parte del trabajo consciente. Encontrándonos siempre en la creación con esa mezcla intrincada entre inconsciente y consciente, entre inspiración y trabajo o elaboración.
1º Experimentar un “sobrecogimiento”: Este momento, señala Anzieu, se produciría al entrar en contacto con energías psíquicas, representaciones inconscientes, percepciones corporales internas y externas, que pugnan por abrirse paso al sentido. Estas energías desorganizan lo dado, y, si hay fuerzas del yo capaces de contener esa regresión y de garantizar el retorno, el sujeto creador operará con ellas en la obra hasta darles una forma que puede ser mostrada a los otros.
2º La parte del yo que permanece consciente toma conciencia del representante psíquico inconsciente (inspiración), sobre este material el pensamiento preconsciente retoma sus derechos.
3º Erigir a este representante en código organizador de la obra y escoger un material apto para dar cuerpo a este código (preparación)
4º Componer la obra en sus detalles (elaboración), donde los retoques, desempeñan la misma función que la elaboración secundaria que se realiza sobre el sueño cuando surge en la consciencica.
5º Producirla exteriormente (realización) de la obra que produce efectos en el espectador o el lector.
Idealizando el proceso, y en una visión simplista y monádica de la personalidad psíquica, podríamos pensar que el creador está en las antípodas de la repetición característica de la neurosis y de otras patologías psiquiátricas. Es más, sus cualidades lo asimilarían a un cierto ideal de salud. Y sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Alonso Monreal, realiza un recorrido sucinto entre las investigaciones que relacionan la creatividad con la salud mental haciendo especial hincapié en Eysenk y su teoría de que el psicoticismo – definido como un rasgo en el que se incluye: agresividad, frialdad, carácter antisocial, falta de empatía, egocentrismo, creatividad, testarudez, impulsividad- es predictor y correlato de la creatividad. Eysenk concibe la creatividad como una función de la jerarquía asociativa del individuo, pues su horizonte asociativo es muy amplio, lo que relaciona la creatividad con la esquizofrenia, en cuanto a la “superinclusión”, la asociación de elementos que no son parte esencial de los conceptos, y que genera en el esquizofrénico su lenguaje particular y en el creativo su enorme riqueza asociativa. Es decir, ambas tendrán la misma raíz, pero funcionando de forma diferente.
Sin embargo, y como también señala Mihaly (1.998), la investigación ha demostrado que los artistas y escritores tienen índices inusitadamente altos de psicopatologías y adicciones.
¿A qué se debe esta circunstancia?. Trataremos más delante de dar respuesta a esta pregunta. Vamos a detenernos antes en un autor contemporáneo cuya exploración de la creatividad merece ser analizada con detalle. Se trata del psicoanalista argentino Héctor Fiorini.
Fiorini (1.995) , va a intentar salir de este enigma proponiendo un sistema creador en el psiquismo, el psiquismo creador.
Nos dice: “Están los fenómenos de repetición propios del psiquismo neurótico: están sus capturas en mundos imaginarios, el encierro del narcisismo en el cerco de sus fantasmas. Frente a este sistema, que constituye un orden neurótico, mi teoría es que la activación de un sistema creador en el psiquismo será la que trabaje en el terreno de aquellas capturas, movilice sus objetos arcaicos y los haga entrar en nuevas tramas de sentido”. Y postula un “proceso terciario” de pensamiento, más allá del primario y secundario, que sería el propio de los procesos creadores. Procesos terciarios (cuyos antecedentes reconoce en Winnicott, Green, Arieti) que constituyen un modo de enlace entre los procesos primarios y los secundarios, más allá de una mera combinatoria.
Recordemos brevemente el modo de funcionamiento del proceso primario y secundario según los describió Freud en sus diferentes textos.
Proceso Primario es el funcionamiento mental propio del inconsciente, se rige por el Principio del Placer, y en su interior no existe contradicción, sino que sus leyes son las de la condensación (metáfora) y el desplazamiento (metonimia). Nos encontramos con el territorio de la Identidad de Percepción, en el cual la descarga satisfactoria se suma a un objeto electivo y el sujeto repetirá la percepción que ha ligado a la satisfacción de la necesidad, un ejemplo de Identidad de Percepción lo constituyen las alucinaciones primitivas. La pulsión tiende a la descarga inmediata y la energía fluye libremente.
El Proceso Secundario, por el contrario, es propio del sistema Preconsciente-Consciente, se rige por el Principio de Realidad y las leyes del simbolismo y de la lógica. Frente a la Identidad de Percepción nos encontramos con la Identidad de pensamiento, la energía está ligada a la representación y no fluye libremente sino que está sujeta a la inhibición al aplazamiento de la satisfacción y al desvío de sus fines (sublimación). El proceso secundario es una derivación del proceso primario que es llevada a cabo por el yo, cuyo papel es inhibir el proceso primario.
Arieti (1.976) llama Proceso Terciario a la combinación especial de mecanismos del proceso primario y secundario, o bien entre mecanismos deficientes o arcaicos y mecanismos normales, una combinación que se convierte en poder innovador al fundir los mundos de mente y materia, lo racional con lo irracional, según sus propias palabras.
Para Fiorini: “El psiquismo creador se ubica entre dos elementos cualesquiera (empieza por dos, después vamos a ver que liga muchos más), comienza ligando dos elementos y se coloca entre ellos. Y en ese lugar él convocará las tensiones, las oposiciones, las divergencias que se establezcan entre ellos”, entreteje múltiples contradicciones y las hace resonar entre sí.
El sujeto creador vive en un estado de desidentificación, de deslizamiento perpetuo hacia el no-ser, hacia el ámbito de lo impersonal y lo transpersonal. Según el autor, el neurótico ha registrado precozmente esos abismos y ha creído encontrar respuesta a él en el objeto sexual, en el Edipo y en los mitos de Narciso. Sin embargo, el psiquismo creador siente un empuje constante hacia la producción de un vacío identificatorio, pues vive de ese vacío.
Mientras el neurótico recodifica ese vacío con la repetición sintomática, produciendo ansiedades, fobias, depresiones, el sujeto creador, en tanto desidentificado, está en condiciones de volar a todas las identificaciones, aunque sus costes sean de discontinuidad, de escisión, de rarefacción. Sin embargo, la identificación del sujeto creador será con el proceso creador mismo. El sujeto creador resulta así ubicado en un lugar que es un punto preciso de operaciones entre dos abismos: el de una forma cerrada, fraguado de representaciones imaginarias, narcisizantes, (espacio de claustrofobia), y el de una forma perdida, abierta, sin límites que puedan trazarse por contornos y definiciones de imágenes (espacio de agorafobia). Dos formas que tienen que ver con la experiencia evolutiva del sujeto, de la fragmentación del cuerpo a la organización imaginaria que emerge del vínculo especular. Las dos etapas son convocadas de modo simultáneo en el proceso creador, y al sujeto sólo le queda ubicarse en un espacio intermedio entre ambas, en el intersticio de esos mundos. Lo cual producirá, a juicio del autor, no una desaparición, sino una multiplicación de los lugares del sujeto así como un observador consciente de este proceso (recordemos aquí la capacidad de autoobservación que Csikszentmihalyi y otros autores constatan).
El proceso creador trabaja a expensas del yo, atravesándolo, conmoviendo su organización, arrastrando consigo los fragmentos de esa organización. Lo traumático ligado a la creación consiste precisamente en que el sistema creador hace trauma: desborda un psiquismo que no está en condiciones de contener esa irrupción de excitaciones de calidad desidentificadora. El espacio donde se establece el psiquismo creador es el de un narcisismo en estado paradójico, de afirmación y negación simultáneamente, que pone en crisis las imágenes en las que puede fraguarse un sí-mismo.
Los espacios de una tópica creadora están siempre abiertos, se saturan con las representaciones y emociones de lo infantil, regresivo y neurótico. De manera que Fiorini relaciona el proceso del psicoanálisis con la creación. En el análisis se trata de encontrar lo que de creador tenía el psiquismo y que la enfermedad había estancado. Coincide con Castoriadis (Urribarri, 2002) en que el impulso creador estaba en los orígenes y que la neurosis impidió su desarrollo. Para él el sujeto es siempre autocreación, pues el sujeto es las interpretaciones que hace de lo que vivió. En este sentido seguiría también a Piera Aulagnier (1.994) en la importancia concedida a la narración como labor del yo.
Fiorini señala la relación con la nada que se encuentra tanto en la neurosis como en la creación, distinguiendo, sin embargo, los modos de confrontarse a esa nada.
Por una parte, la neurosis sufre la nada como abismo sin fondo, como vacío aniquilador. En la creación la nada se crea entre el psiquismo neurótico y el psiquismo creador, y es una nada dinámica y vital, aunque aterradora, una nada desde la que parte la producción creadora. Ahora bien, cada trabajo del creador marcha entre dos polos, el del acatamiento y el de los desafíos transgresores a los diferentes órdenes de la ley (ley paterna, la ley propia de cada arte, la ley implícita en la materia de cada nuevo objeto).
Fiorini coincide con Green en la capacidad del psiquismo creador de salir del vacío para crear significaciones, llenando de sentido esa nada. Ahora bien, es un sentido que fluye, que no inmoviliza el impulso, sino que consigue “aquietarlo sin apresarlo”.
Sin embargo, y aun estando de acuerdo en la descripción que Fiorini realiza sobre el proceso de la creación, y las características del creador, pensamos que apelar a un psiquismo creador como una tópica nueva es una petición de principio [1] : si hay creación es porque existe un psiquismo creador en marcha, nos dice en definitiva el autor, por lo que esta hipótesis no añade nada a los efectos que quiere explicar.
Por otro lado, sabemos por los estudios realizados por la Psicología cognitiva, que las operaciones mentales de las diversas formas de creatividad utilizan los mismos procesos cognitivos que en las operaciones llamadas normales. Esto es, no habría necesidad de apelar a un “proceso terciario” de pensamiento, como quiere Fiorini, sino atenernos a los dos procesos descritos por Freud, y subrayar la regresión momentánea que postula Kris (confirmada por la teoría psicobiológica de Martindale (Monreal, 2000), así como la plasticidad del sujeto creador, su capacidad de ir de un proceso a otro con garantía de retorno. Para nosotros, el sujeto humano posee esa capacidad de hacer interaccionar el proceso primario y el secundario, pero renuncia a ella como un modo de controlar la angustia cuando esta se hace inmanejable.
Bernardo Arensburg (2003), al interrogarse sobre la creación, nos aporta un modelo donde identidad de percepción e identidad de pensamiento se apoyan mutuamente en el sujeto creador. Para él la Identidad de percepción jamás queda abolida por la identidad de pensamiento sino que se asocia al deseo, es el motor del deseo, la fuerza activante de lo pulsional que se ajusta a la realidad mediante la Identidad de pensamiento. La sublimación del artista, exige para él algo más acá del principio del placer, esto es, un acuerdo entre Identidad de percepción e identidad de pensamiento, una formación de compromiso entre el yo y el ello que tamiza la intensidad pulsional del uno, con el principio de realidad del otro. Principio de placer como Principio de Placer-realidad, que permite una actuación intersistémica, sin que tenga que apelarse a una tópica distinta.
Nosotros vamos a intentar explicar la creación sin recurrir al psiquismo creador, sino entendiéndola como una modalidad de funcionamiento psíquico que puede explicarse desde el psicoanálisis actual haciendo especial hincapié en la concepción de un aparato psíquico descentralizado, donde la escisión funcional es un mecanismo útil y adaptativo, y en la espontaneidad y la primitiva investidura narcisista del creador como motor del movimiento creativo.
Aunque coincidimos en todas las características que Fiorini atribuye a su psiquismo creador, pensamos que las mismas pueden ser atribuidas a modalidades de funcionamiento de un sujeto permeable, plástico, poco estereotipado, un sujeto que es, en esencia, el movimiento de sus desidentificaciones, es, en esencia, ese observador que mira tanto hacia su yo como hacia su inconsciente, sin quedar atrapado en ninguno de ellos, aunque intentando dar cuenta de ambos. El sujeto creador está identificado con el vacío y la plenitud que la momentánea captura de sentido que la obra implica le produce, y ES ambas cosas. El sujeto creador se anima a sí mismo desde su vacío, desde su desvalimiento, tirando de sus cabellos como el barón de Munchausen [2] (Raspe, 2002), para salir del abismo en el que está inmerso, de manera que la creación lo resucita. De ahí que llamemos Factor Munchausen a esta capacidad de autocreación, de búsqueda de representaciones, a este anhelo de encontrar objetos nuevos que materialicen aspectos de un trauma que es metabolizado mediante la sublimación. El factor Munchausen [3] es una x, son unas circunstancias desconocidas que producen un sujeto capaz de renacer de sus cenizas como el Ave Fénix, una especial configuración de la subjetividad a la que vamos a tratar de dar cuerpo.
Para nosotros, en este sujeto están inscritas dos órdenes de experiencia contrapuesta, de una parte una investidura narcisista temprana, que lo despierta al mundo de las sensaciones y de los sentidos, y por otro un desvalimiento también prematuro (¿fruto de una deprivación, de un déficit?), que suministra la angustia necesaria para la búsqueda de sentido al misterio de ese trauma. Para explicar esta particular activación del factor Munchausen, por la que el artista se da vida a sí mismo desde la nada vamos a entrar en una hipótesis sobre la creación literaria e intelectual que me es muy querida (Lopez Mondéjar 2000, 2002) pues a nuestro juicio integra lo más interesante de las teorías psicoanalíticas kleinianas y explica las contradicciones y paradojas a que nos enfrentamos con el sujeto creador. Se trata del concepto de André Green (1.993) sobre el complejo de “la madre muerta”.
En los inicios de los cuidados del niño por la madre se produce un episodio que Green explica en los siguientes términos: “La madre muerta es entonces, contra lo que se podría creer, una madre que sigue viva, pero que por así decir está psíquicamente muerta a los ojos del pequeño hijo a quien ella cuida”. Está en juego aquí una separación real del sujeto que habría abandonado al sujeto. La madre, por alguna razón se ha deprimido por varios factores: pérdida de un ser querido o una depresión desencadenada por una decepción que inflige una herida narcisista (fracasos). En todos los casos la tristeza de la madre y la disminución de su interés por el hijo se situaría en un primer plano. Se produce un cambio en la imagen de la madre, hasta ese momento, como lo demuestra la vitalidad del sujeto, se había anudado a la madre con una relación rica y feliz. Primero se sintió amado, luego sobrevino el desastre que provocará una depresión en el infante que no es percibida por el sujeto en el momento actual, sino que se expresa como “depresión de transferencia”, durante el tratamiento analítico. Esta depresión infantil deja una marca indeleble sobre las investiduras eróticas del sujeto, un núcleo frío, un trauma narcisista que comporta una pérdida de amor y una pérdida de sentido , pues el bebé no dispone de razón alguna para explicárselo.
El niño intentará en vano una reparación de la madre absorbida por el duelo, lo que le hará sentir su impotencia, pues no puede consolarla, defendiéndose por distintos medios de la angustia.
Uno de estos medios será la procura del sentido perdido que estructurará el desarrollo precoz de las capacidades fantasmáticas e intelectuales del yo. Como tentativa de dominio de la situación traumática pero condenada al fracaso, en un esfuerzo por reanimar a la madre muerta , por interesarla, distraerla, devolverle el gusto por la vida, hacerla reír y sonreír, y , de paso, recuperar su atención y su amor.
La necesidad de encontrar un sentido está presente casi siempre en las manifestaciones de los creadores sobre el origen de su creatividad (Lopez Mondéjar, 2004)
Como vemos estos serían los ingredientes de la creación intelectual y artística. Green aúna en su teoría dos componentes a nuestro juicio esenciales para comprender la creatividad: en un primer momento hubo narcisización del bebé, hubo establecimiento del objeto e investidura de este, lo que dotó al niño de la fuerza necesaria para salir del sentimiento posterior de abandono. En el segundo tiempo, el niño, buscará una procura de sentido, una narrativa que explique lo incomprensible. Es decir, parte de una insatisfacción, de un malestar, pero apunta a una experiencia de satisfacción previa que capacita para buscar una salida lograda para la insatisfacción.
Para Green (1.999) el arte ocupa una posición transicional –como para Winnicott, quien opina que la creatividad nacería en y de ese espacio -, que califica de dominio de la ilusión, lo que permite al artista una felicidad inhibida y desplazada, obtenida por medio de objetos que son y no son lo que ellos representan. Al romper la acción de la represión el inconsciente hace comunicar un espacio corporal “sensual” con un espacio textual que es aquel de la obra”.
Nos encontramos con el territorio de lo sensual, de percepciones corporales primitivas, relacionadas con el placer, con la identidad de percepción, que constituyen la materia prima de las obras de arte, que se articulan con representaciones simbólicas mediante su elaboración preconsciente-consciente.
Como señala M.C. Rother de Hornstein (1.991): “Las experiencias originales de placer displacer no son memorizables; sin embargo, persisten como una huella imborrable que hace que todo deseo también esté animado por la búsqueda de lo perdido”.
Los artistas plásticos parecen estar más cerca de esas percepciones, de ese espacio sensual que mezcla los sentidos en el caos de las primeras experiencias corporales. Gauguin, desde su estancia en Pont- Aven, 1.888, en la Bretaña francesa, escribe: “Cuando mis zuecos resuenan en el suelo de granito, escucho el tono sordo, mate y poderoso que busco en la pintura”, hay en esta frase una mezcla particularísima de los sentidos del oído y la vista, que escapan a la razón. Ninguna acepción del vocablo mate permite asimilarlo al sonido y, sin embargo, Gauguin buscaba esa unión entre ambos sentidos que hubo de ser una experiencia originaria. Más adelante, en Tahití, en 1.894, insiste en esta particular mezcla de sensaciones, y nos describe así a una nativa de la isla: “Tiene en la oreja una flor y escuchaba su perfume” . ¿Se puede escuchar el perfume de una flor?.
Nosotros pensamos que sí, en el origen de nuestro psiquismo, los afectos y las sensaciones se mezclan en experiencias somáticas primitivas que reúnen sensaciones corporales, sin palabras ni representación, auditivas, visuales, cenestésicas –memorias musculares de movimientos -, que constituyen las matrices de las fantasías futuras que estarán en el origen de la creación. Memoria no representacional, que actúa como imán para la búsqueda de representaciones plásticas, simbólicas, musicales. Silvano Arieti ( 1.976) llamó a este modo de percibir sin representación endoceptual, asegurando que era muy frecuente entre los creadores.
Para George Orwell(2003), el entusiasmo estético es, tras el egoísmo agudo, uno de los motivos del escritor. Este entusiasmo estético es el “placer en el impacto de un sonido sobre otro, en la firmeza de una buena prosa o el ritmo de un buen relato”. Pensamos que el sonido de las palabras, los ritmos de la voz humana, de las canciones, las nanas, y la percepción de las imágenes mas tempranas, forman parte, en lo que se ha llamado una memoria procedimental, de la materia prima de la creación (Lopez Mondéjar, 2000). Estaríamos haciendo referencia a una Identidad de percepción, que vuelve buscando la correspondencia entre la satisfacción y el objeto, en una unidad mística y alucinada.
Desde el complejo de la madre muerta, desde la concepción de la creatividad como la capacidad de un sujeto fuertemente investido en un principio, que hace frente al desamparo posterior mediante la búsqueda de sentido, en un intento por reparar su daño narcisista y el del objeto perdido, podemos analizar de diferente modo el famoso trabajo de Freud sobre Leonardo.
En “Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci”, Freud (1.973) se interrogaba precisamente sobre los misterios de esta característica del creador, en la persona de Leonardo, en el que se dan cita al unísono represión y sublimación. En él conviven dos peculiaridades de las que “el psicoanálisis no puede darnos explicación: su especialísima tendencia a la represión de los instintos, y su especial capacidad de sublimar los instintos primitivos”. Esto es, para Freud, la convivencia de represión (de la sexualidad homosexual en el caso de Leonardo) y la sublimación (sus creaciones artísticas) no pueden ser explicadas y ha de apuntar al futuro de la investigación biológica para dar cuenta de las transformaciones de los instintos que observa en Leonardo. Las dificultades de Freud para explicar esta particular coexistencia de sublimación y represión en el sabio renacentista llevan a Fiorini al convencimiento de que Freud, en este famoso texto, pudo llegar a explicar la homosexualidad de Leonardo, pero no así su creatividad. Opinión en la que estoy ampliamente de acuerdo.
Es más, Freud intenta explicar aquí la homosexualidad de Leonardo como efecto de la exagerada ternura que sobre él ejercería su madre biológica, Catalina, abandonada por su padre biológico, que lo acogió posteriormente en su casa, ante la infertilidad de su legítima mujer. Freud piensa que “el apasionado cariño de su madre le fue fatal, determinando su destino y las privaciones que habría de sufrir”, despojándolo de una parte de su virilidad, y provocando una maduración excesivamente precoz de su erotismo, en una relación amorosa absolutamente satisfactoria, que no sólo colma todos los deseos anímicos, sino también todas las necesidades físicas”.
A nuestro entender, es justamente esta investidura narcisizante de Catalina sobre su hijo la que capacitará a Leonardo para buscar salidas creadoras, a pesar del trauma sufrido en la posterior separación de ella, acontecida entre los tres y los cinco años, para pasar a ser criado por su padre y la esposa de este, a quienes no conocía. La sonrisa de la Gioconda, dirá Freud no es más que esa sonrisa idealizada de su madre, lo cual confirmaría nuestra hipótesis: del abandono, el artista puede construirse, renacer, buscando simbolizar de algún modo aquello que le dio la fuerza para hacerlo.
En la actualidad nos alejamos cada vez más de una concepción del psiquismo como un sistema homogéneo. La complejidad, aplicada al estudio de la enfermedad mental nos hace concebir el aparato psíquico como un conjunto de sistemas escasamente relacionados entre sí, de manera que pueden coexistir distintos modos de funcionamiento mental en el mismo sujeto, eludiendo el conflicto intersistémico por medio del mecanismo de escisión del yo, también llamado de disociación.
Este mecanismo, usado como parte del funcionamiento que podríamos llamar normal, en una aproximación primera, haría comprensibles todas y cada una de las aparentes paradojas descritas por Csikszentmihalyi.
Esto es, el mismo sujeto pueden darse, sin posibilidad de síntesis, áreas distintas de funcionamiento psíquico que le permiten tanto una adaptación activa a la realidad, como la permanencia en estados infantiles de organización libidinal, la capacidad de sublimar los conflictos en este campo, y la formación simultánea de síntomas neuróticos producidos por los restos de la energía psíquica que no ha podido ser sublimada, y cae bajo los efectos de la represión, aspecto que ya contemplaba Piera Aulagnier cuando escribe: “una personalidad determinada puede contener partes neuróticas y psicóticas, tanto como aspectos perversos o sublimados”.
El aparato psíquico no funciona como un todo , lejos de ejercer eficazmente su ideal de síntesis, el yo no puede integrar las identificaciones múltiples que nos constituyen, no puede armonizar nuestros deseos de una manera estable, ni conseguir un mítico equilibrio en nuestras pulsiones. Es decir, el yo fracasa siempre en su papel y sólo la posibilidad de disociar, de escindir un área de conflicto del resto, comportarán cierto grado de satisfacción a nuestra conducta. Nos encontramos, por otra parte, con que las exigencias del mundo contemporáneo exigen del ser humano un grado de disociación mayor que en otros momentos de la historia, lo que convierte este mecanismo en una defensa funcional que, con la permeabilidad suficiente, lejos de dividir al sujeto, le dota de eficacia adaptativa (López Mondéjar, 2003).
Está claro que la creatividad se opone a la repetición en el campo en la que la misma se aplica, pero no garantiza en absoluto que su ejercicio nos libre de los síntomas neuróticos, y los fenómenos compulsivos propios de la neurosis.
Y esto porque el creador es básicamente un sujeto. El ser del sujeto no es su yo (Galiano, 2001), la diferencia entre sujeto y yo es fundamental a la hora de comprender la creatividad. “Las identificaciones inscriben al sujeto en lo que representa para otro y acomodan las imágenes del yo, son las marcas significantes, las huellas del Otro familiar que nos dicen quién ser para los otros, pero no dicen lo que ese alguien sea en su singularidad”. Para Carlos Castilla del Pino (2001), el Sujeto es un sistema del organismo que construye Yoes ejecutores de la concreta relación con cada Objeto y en cada Contexto. Este sujeto sería similar al “yo observador” freudiano, producto de la escisión del yo, en un yo que actúa y otro que observa, un lugar más allá de la identificación.
La escisión del yo en grupos psíquicos separados que mantienen actitudes simultáneas sin influirse entre sí, es común a la experiencia humana. Todos somos de acuerdo a nuestro interlocutor: padres y madres frente a nuestros hijos, amantes frente a nuestros amados, profesionales en nuestro trabajo, sin que ninguno de esos papeles, de esas funciones, o identificaciones, agoten nuestra singularidad.
Lo que sucede en el neurótico es que queda atrapado en espacios imaginarios, en identificaciones que fijan su identidad en un aspecto de su yo que impide el desarrollo de otros aspectos de su subjetividad. El neurótico, podríamos decir grosso modo, tiene un déficit de subjetividad, el sujeto que hay en él no se ha desarrollado suficientemente, sino que está aplastado bajo las representaciones imaginarias de sus identificaciones, alienado en los otros familiares que nos constituyen. Repitiendo sine die el conflicto que encierra. Vuelvo a citar a Orwell: “La gran masa de los seres humanos no es intensamente egoísta. Después de los treinta años de edad abandonan la ambición individual, muchos casi pierden incluso la impresión de ser individuos (nosotros diríamos sujetos), y viven principalmente para otros, o sencillamente los ahoga el trabajo. Pero está también la minoría de los bien dotados, los voluntariosos decididos a vivir su propia vida hasta el final, y los escritores pertenecen a esta clase...”(clase en la que incluye también a otros artistas, políticos, militares, y que el autor llama “la capa superior de la humanidad”).
Sin embargo, el creador es el sujeto pleno en su eficacia simbólica, un sujeto que ES en la medida en que escapa a la falsa de las identificaciones, ES en la medida en que ostenta sus distintos fragmentos sin pretender unificarlos, soportando la desintegración en múltiples yoes. Un sujeto que no queda domesticado bajo los imperativos de su superyo, ni de la presión sintética de su yo, ni de la pereza de su ello.
De ahí que creatividad, subjetividad e individualidad sean conceptos muy próximos. De ahí que toda terapia pretenda mostrar ese sujeto atrapado en las distintas identificaciones que domestican la angustia de existir, el vacío de una esencia que nos nombre y nos de sentido de una vez para siempre.
Para la Psicología actual la capacidad creativa no es una excepción que por suerte reciben algunos, sino una capacidad universal, característica y esencial en el pensamiento humano, distribuida irregularmente entre los hombres. La creatividad es fundamental en la generación del cerebro humano, que se crea a sí mismo mediante actos creativos sucesivos, en lo que se conoce como aprendizaje humano. A la capacidad de partir de experiencias concretas, desde la infancia, hacia otras nuevas, se le llama “cognición creativa”.
Como señala Alonso Monreal [4] , “El individuo se construye creativamente a sí mismo, de manera que la creación de la propia individualidad es el hecho básico de la existencia humana”. Cornelius Castoriadis (2002), desde una concepción del psicoanálisis postlacaniano, parte también de una definición de la psique como “fuente de creación y de transformación (y no sólo de repetición identitario o destructiva): creación del flujo de sentido psíquico singular que es su forma de ser originaria, creación y transformación de su propio funcionamiento mediante la sublimación que hace posible el acceso al sentido social... y al pensamiento lúdico” [5]
Sin embargo, la capacidad de crear no evita que el artista, el creador, sufra de la constelación psíquica que lo constituye. Una parte de sus conflictos encuentra expresión en su obra, mediante la sublimación, pero otra queda prisionera del entramado de la repetición y produce, también, multitud de síntomas. Merced a la disociación a la que aludimos, el sujeto creador puede elaborar sus conflictos con mecanismos de defensa distintos, que operan en diferentes áreas de su psiquismo.
Marguerite Duras confesó a un jovencísimo Enrique Vilá-Matas ( 2003): “Escribo para no suicidarme”, y, además de producir su brillante obra narrativa, la autora sufrió un alcoholismo pertinaz durante gran parte de su vida, se sometió a diferentes curas de desintoxicación, volvió a recaer varias veces en la poco estimulante espiral de la compulsión a la repetición adictiva. Marcolm Lowy, autor de la mítica “Bajo el volcán”, consumía su vida en el alcohol al tiempo que nos narraba magistralmente la caída en el mismo del cónsul protagonista de su novela.
A nuestro entender, sin la confluencia en el mismo sujeto de una enorme energía psíquica, capaz de elaborar, de trabajar con sus conflictos hasta darles una forma creativa, ambos autores hubiesen sido uno más en la extensa nómina de alcohólicos anónimos.
Y en referencia al chiste fácil de este anonimato, nos encontramos con otro problema del creador, al que no hemos hecho referencia hasta ahora: su enorme necesidad de reconocimiento que vincula nuestro análisis al segundo momento de la concepción de Green en el complejo de la madre muerta: la pérdida de atención de la madre.
El creador parece insistir en la reparación de esa ausencia de reconocimiento sufrido en su primera infancia, de ese déficit de investidura que acompañó al alejamiento materno, de esa caída en el vacío que produjo el apartarse de la mirada de la madre y, a lo largo de toda su vida buscará insistentemente un reconocimiento que no queda nunca satisfecho, no importa los laureles que su obra obtenga. De ese déficit se nutre la insaciable necesidad de crear, de producir algo que merezca ser mirado, ser reconocido, para encontrarse en el espejo del que el otro le privó en un tiempo constitutivo. Si yo no fui suficientemente reconocido, que los sea mi obra.
Tal vez aquí resida la repetición que obsesiona al artista: la de continuar creando, el horror vacui , el miedo a la falta de inspiración que lo confronta con su incapacidad para resucitar a la madre y a sí mismo, constituye el máximo terror del sujeto creador. Para Winnicott el desmoronamiento, próximo al sentimiento de imposibilidad de existir, que acosa al artista cuando no crea remite a ese momento de separación de la madre que no encontró sitio para alojarse en nuestro psiquismo.
Dice Maritain (citado por Milner, 1.962) al referirse a Dante que hay “cierta desesperación abismal en todo gran poeta; cierta herida que ha liberado – la cursiva es nuestra- su creatividad”. Catherine Millet (2004), explicaba la obra de Salvador Dalí siguiendo a Ehrenzweig [6] , como una regresión al estado anal, a la “mierda que heredamos de nuestros padres”, se expresaba gráficamente la autora; para eludir esto, según Millet, el artista regresa al estado oceánico primitivo, una regresión a un caos de perfecta disponibilidad, desde el que el autor puede crear y recrear, porque contiene la promesa de un renacimiento.
Al aproximarse a la huella de ese desmoronamiento, la regresión conduce al artista a un estado de no-integración en el que las experiencias se inscriben por separado, y contienen así la infinita gama de sus posibles combinaciones. Es de ahí, de ese magma, de donde el artista se eleva tirando de sus propios cabellos para procurar un sentido. Para Castoriadis la sublimación es la capacidad de la psique de experimentar placer a través de la representación [7] , y este placer está unido al ejercicio de la imaginación creadora que también a su juicio forma parte de su concepción de la subjetividad humana como autocreación originaria.
De una parte, la salida neurótica, psicótica, melancólica, borderline, de otra el Factor Munchausen, el sujeto capaz de salir del abismo tirando hacia arriba de sus propios cabellos, la resurrección, la salida creativa; entre ambas la escisión que permite su coexistencia. La creatividad protege al sujeto del dolor de existir, pero no evita la producción sintomática como producto de un resto con el que el factor Munchausen no puede operar.
A pesar de la riqueza de su obra narrativa Virginia Woolf (Mannoni, 1.998) acaba por suicidarse a los cincuenta y nueve años arrojándose al Támesis, el agua como elemento originario al que retornar cuando fracasa como recreación narrativa y sólo puede volver en lo real con la muerte. BIBLIOGRAFIA
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[1] Diccionario R.A.: “Falacia lógica que consiste en usar una premisa equivalente a la conclusión o dependiente de ella.”. Diccionario de Manuel Seco: “Vicio que consiste en poner como antecedente lo mismo que se desea probar”.
[2] RASPE, R.E.: “El barón de Munchausen” (1.785), Anaya, Madrid, 2002. Recordábamos este gesto de levantarse a sí mismo tirándose de sus cabellos como una de las múltiples capacidades maravillosas que posee el barón, recreado en la película de Terry Gilliam, “Las aventuras del barón Munchausen” (1.988) basada en la divertida novela de Raspe. Sin embargo, en la obra escrita no figura ningún episodio semejante, aunque sí el que sea característica sustantiva del barón salir indemne de todos los peligros sin atender para lograrlo a ninguno de los límites humanos ni naturales. Raspe, en la caracterización de su protagonista, no abandona en ningún momento la omnipotencia infantil y propone que el lector conceda credibilidad a lo expuesto apelando a esa misma omnipotencia.
[3] Thoma y Kächele hacen referencia a Munchausen, en su caligrafía alemana, para señalar que el barón escinde su yo haciendo de su mano el centro de sí mismo y del resto de su cuerpo un objeto. Esta metáfora les sirve para pensar la transferencia. La mano sería la transferencia no chocante de Freud, híbrido conceptual particular del período preedípico preambivalente, en el cual se formó la base de la confianza en el medio a través de la primitiva relación madre hijo (nótese aquí el paralelismo con la fase que posteriormente señalaremos en el complejo de la madre muerta de Green). Esta transferencia forma parte de la alianza terapéutica o de trabajo.
[4] Obra citada, pag. 117
[5] artículo citado, pag. 35.
[6] No dispongo de la edición que cito, el contenido de la obra es reproducido parcialmente en otras citadas en este artículo.
[7] Citado por Urribarri.
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[1] Diccionario R.A.: “Falacia lógica que consiste en usar una premisa equivalente a la conclusión o dependiente de ella.”. Diccionario de Manuel Seco: “Vicio que consiste en poner como antecedente lo mismo que se desea probar”.
[2] RASPE, R.E.: “El barón de Munchausen” (1.785), Anaya, Madrid, 2002. Recordábamos este gesto de levantarse a sí mismo tirándose de sus cabellos como una de las múltiples capacidades maravillosas que posee el barón, recreado en la película de Terry Gilliam, “Las aventuras del barón Munchausen” (1.988) basada en la divertida novela de Raspe. Sin embargo, en la obra escrita no figura ningún episodio semejante, aunque sí el que sea característica sustantiva del barón salir indemne de todos los peligros sin atender para lograrlo a ninguno de los límites humanos ni naturales. Raspe, en la caracterización de su protagonista, no abandona en ningún momento la omnipotencia infantil y propone que el lector conceda credibilidad a lo expuesto apelando a esa misma omnipotencia.
[3] Thoma y Kächele hacen referencia a Munchausen, en su caligrafía alemana, para señalar que el barón escinde su yo haciendo de su mano el centro de sí mismo y del resto de su cuerpo un objeto. Esta metáfora les sirve para pensar la transferencia. La mano sería la transferencia no chocante de Freud, híbrido conceptual particular del período preedípico preambivalente, en el cual se formó la base de la confianza en el medio a través de la primitiva relación madre hijo (nótese aquí el paralelismo con la fase que posteriormente señalaremos en el complejo de la madre muerta de Green). Esta transferencia forma parte de la alianza terapéutica o de trabajo.
[4] Obra citada, pag. 117
[5] artículo citado, pag. 35.
[6] No dispongo de la edición que cito, el contenido de la obra es reproducido parcialmente en otras citadas en este artículo.
[7] Citado por Urribarri.
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Las trampas de la mente
El neurólogo inglés Oliver Sacks describió, en su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, 24 casos singulares de pacientes que habían pasado por su consulta. Entre ellos el del doctor P, un paciente con prosopagnosia, afección que el propio Sacks descubrió que también padecía. Por Ixone Díaz-Landaluce
Estos son otros desórdenes curiosos que detectó:
Korsakoff: vivir en el pasado
Jimmie G., al que Oliver Sacks bautizó en su libro como ‘el marinero perdido’, era incapaz de recordar nada de lo que había ocurrido en su vida desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Corrían los años ochenta, pero él creía vivir en 1945, mientras que el resto de sus capacidades mentales permanecían intactas. El desencadenante más común del síndrome de Korsakoff, que se caracteriza por la pérdida grave de la memoria episódica, suele ser el alcoholismo.
Alicia… en el país de las minimaravillas
La micropsia bautizada como síndrome de Alicia en el País de las Maravillas es un desorden de la percepción visual que provoca que los objetos sean vistos mucho más pequeños de lo que son en realidad. Suele ser un efecto temporal asociado, a menudo, con las migrañas. La macropsia funciona justo al revés: todo se aprecia a un tamaño mucho mayor de lo que es.
Kandinsky con los cinco sentidos
Oír colores, ver sonidos, degustar el tacto de los objetos… Así perciben el mundo las personas sinestésicas, una condición en la que la estimulación de uno de los sentidos lleva automática e involuntariamente a la activación de otro. Se dice que Kandinsky (de ahí el nombre popular de esta desorden) podría haberlo padecido, y algunos estudios sostienen que una de cada 23 personas podría experimentarlo.
Capgras, el gemelo impostor
Ese síndrome fue descrito por primera vez en 1923 por el psiquiatra francés Joseph Capgras. Quienes lo padecen suelen pensar que una persona muy próxima a ellos (un hijo, un marido, un amigo íntimo…) ha sido reemplazada por un impostor idéntico. Este desorden -que hoy en día se interpreta como un problema neurológico en vez de mental- es consecuencia de la desconexión entre el lóbulo temporal del cerebro, donde se produce el reconocimiento facial, y el sistema límbico, implicado en la memoria afectiva.
Cotard: el zombi que llevas dentro
También conocido como delirio de negación, el síndrome de Cotard puede llevar a que quien lo sufre piense que está muerto o que sus órganos no funcionan o están putrefactos. Paradójicamente, estos pacientes, que se perciben a sí mismos como muertos vivientes, pueden terminar creyendo que son inmortales. Aunque suele estar asociado a episodios de psicosis o esquizofrenia, también ha sido descrito como un desorden neurológico cuyo origen podría ser similar al de Capgras.
LE DIAGNOSTICARON ESQUIZOFRENIA A LOS 17 AÑOS Y COMENZÓ A DIBUJAR SUS ALUCINACIONES PARA SUPERARLO
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LA RELACIÓN ENTRE LA ANSIEDAD Y LA CREATIVIDAD SEGÚN KIERKEGAARD
El filósofo danés nos ofrece un valioso punto de vista acerca de cómo la ansiedad (esa cosa indefinida y aterratora) está estrechamente relacionada con la creatividad y por qué nuestra productividad depende de cómo nos relacionemos con ella.
"...para Kierkegaard la relación entre la creatividad y la ansiedad es muy estrecha. Es precisamente porque es posible crear (crearnos a nosotros mismos, crear nuestras innumerables actividades diarias, escoger un camino y seguirlo) que uno siente ansiedad. Nadie sentiría ansiedad si no hubiera posibilidades. Y naturalmente crear significa destruir algo previo. La culpa de la que habla Kierkegaard tiene mucho que ver con defraudarnos a nosotros mismos al paralizarnos ante las posibilidades y no atrevernos a destruir y crear."
EXCELENTES APORTES, MUY INTERESANTE.
ResponderEliminarMuchas gracias, (lo acabo de ver), saludos.
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